La desdicha de cualquier monstruo es que lo traten como tal sin pruebas. La soledad, el rechazo, la indiferencia. ¿Acaso estos tres ingredientes no transformarían a quien sea en una abominación? La historia de la Criatura es una historia de superación que está condenada al fracaso por prescindir de lo único que no podría tener por sus propios medios, lo único que depende de los demás, siendo esto cualquier atisbo de amor en alguna de sus diversas formas. Sin cariño, sin respeto, sin tolerancia… ¿cómo convivir? El miedo y la superficialidad son las constantes en un mundo que funciona por impulsos. El mayor caos surge de lo que todos construyen con su actitud. Pero hay que buscar culpables ante el desastre. Y siempre ha sido más sencillo señalar al diferente para dictar sentencia.

– Foto por Victorian-Era.org
Mary Shelley (Londres, 1797 – 1851) ganó la apuesta. La famosa proposición de Byron que lanzó a sus invitados en la villa Diodati junto al lago Lemán en 1816, durante un verano húmedo y lluvioso. Crear una historia sobrenatural para compartirla entre ellos. Ella se impuso con su historia concebida en un sueño. Inauguraba el género de ciencia ficción con su Frankenstein, que se publicó finalmente en 1818. Pero a su vez desarrolló una carrera como novelista gótica, dramaturga, ensayista, biógrafa y editora de las obras de su marido. Ahondaba en temáticas políticas, morales y feministas, abogando por que todos deberían modelar su propio destino, rebelándose contra la tradición.

El Moderno Prometeo de Plutón Ediciones
El moderno Prometeo, subtítulo de este clásico de la literatura, responde a este espíritu batallador por ambicionar ser uno mismo, construirse una personalidad y tener vida propia en un sentido figurado en busca de la independencia y, como vemos desde que nos explican el experimento, también en un sentido literal para la Criatura que no se considera un muñeco al que puedan mover los hilos al antojo del creador.
El título de la novela no hace referencia al monstruo como muchos piensan. Víctor Frankenstein es el científico obsesionado con vencer a la muerte. Considera que el ser humano es capaz de emular a toda divinidad gracias a los avances científicos que se estaban desarrollando en aquel siglo XIX. Los ensayos de Darwin, los avances con la conducción de la electricidad y los experimentos del galvanismo sobre músculos de seres muertos que se logran contraer inspiran a Mary Shelley y a su Víctor Frankenstein por igual. Aquel hombre de ciencia intenta crear un ser humano superior pero se asusta de su propio resultado, abandonando su logro y marchándose sin mirar atrás.
La evolución de esa Criatura y su propósito de venganza mueve a los personajes por un escenario que se hace pequeño en el momento en el que es consciente que su creación podría buscarle sin descanso ni límite por cualquier rincón de la tierra. Pocas cosas atraen la atención del espectador más que una amenaza que no se deja ver todo el tiempo pero se intuye que acecha. Pero Shelley no apoya su libro en el miedo sino en la humanidad o deshumanidad de sus personajes. La apariencia no siempre es fiel al sentimiento que guarda.

Hay multitud de versiones y homenajes que se han creado en los últimos siglos en honor a la invención de Mary Shelley. El cine ha tenido sus versiones, así como los escenarios de todo tipo de teatros. En las últimas décadas, han surgido series y episodios radiofónicos que han narrado versiones más o menos fidedignas al original. Incluso encontraron su espacio en dibujos infantiles, videojuegos o en formato de comics. La idea de aquel libro ha conseguido ser actual a través de los siglos y eso es garantía de que contiene verdades que hablan del ser humano como tal.
No obstante, en mi experiencia personal, la historia de Frankenstein y su criatura sigue siendo una desconocida para gran parte del público. El motivo es que la imagen popular de la criatura no responde a la original (el ejemplo perfecto, los tornillos al cuello, del todo inexistentes en la obra de Shelley). Por otra parte, muchas de las escenas del libro han sido transformadas en los diferentes medios. Aún no he visto una versión que arranque en un barco varado en el hielo de un mar al norte, como empieza el libro. Motivo de peso para sumergirse en el mundo original del libro.

Si puedo destacaría algunas versiones que me han gustado en los últimos años. Quizás la Criatura y el Doctor Frankenstein de la serie Penny Dreadful porque refleja muy bien el miedo, asco y dependencia que se tienen entre ellos. Y por otra parte, la obra en el National Theatre de Londres con Benedict Cumberbach y Johny Lee Miller, que han respetado gran parte de sus escenas originales, inclusive el final, que no suele ser el mismo en las diferentes versiones.
Arranca la novela narrando:
“A la señora Saville, Inglaterra.
San Petersburgo, 11 de diciembre de 17…
Te complacerá saber que no ha habido contratiempos que lamentar al dar comienzo a la empresa que con tantos temores pensabas. Llegué ayer aquí y mi primera preocupación ha sido transmitirle a mi querida hermana que estoy bien y que aumenta en mí la confianza en el buen éxito de mis planes.
Estoy ya mucho más al norte que Londres y al pasear por las calles de San Petersburgo siento en las mejillas la fría brisa septentrional, que entona los nervios y encanta. ¿Comprender esta sensación? Esta brisa, que atraviesa las regiones hacia las cuales me dirijo, me hace gusta con anticipación esos climas helados e inspirado por este viento lleno de premoniciones, siento que mis sueños diurnos se llenan de inusitado frenesí. En vano trato de convencerme de que el polo es un lugar de hielo y desolación, siempre se me aparece, en la imaginación, como un atractivo lugar de belleza y encanto. Allí el sol es siempre visible, Margaret. Su enorme disco toca el horizonte e irradia un eterno resplandor. Sí, con tu venia Margaret, creo a los navegantes que me precedieron, allí la nieve y la helada no existen y, después de navegar por un mar tranquilo, igual llegaremos a una tierra que sobrepasará en encanto y en belleza a cuantas regiones hayan sido descubiertas hasta ahora en el mundo habitado. Sus condiciones y sus rasgos son tal vez únicos, como lo son sin duda los fenómenos de los cuerpos trazos en aquellas soledades aún no exploradas. ¿Qué puede ser imposible en una tierra de luz eterna?”
Disfruten del viaje, futuros lectores.
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