Hay ríos que no se detienen.
Más allá de los obstáculos, de los virajes y sequías. No se detienen. A pesar del canal principal y de sus poderosos argumentos, nacen afluentes que quiebran lo predecible, se nutren de lo ignoto, van a la deriva o guiados por una mano trabajadora, como sea, pero avanzan, ganan terreno, estiran sus extensiones cuanto pueden o deben, y, tras un tiempo, precipitan su regreso, perdición o nueva patria.
Hay tanta actividad dentro y fuera del camino que es imposible cercar las intenciones.
Si acaso, se debe colocar un cartel en la orilla que rece:
<<Proyectos al margen>>.
Y que los anónimos que aquí lleguen puedan contar con esta vaga idea de lo inaprensible.