
Una biografía es como una receta médica. Se lee cuando ha pasado algo. Acudimos a ella a posteriori de lo que nos llamó la atención. Eso si tenemos ganas, interés y tiempo, por supuesto. Como ver el contenido extra de una película. Pero, mientras está sucediendo ese algo, ¿para qué sirve?
Para el chisme y el ego.
A veces, para mitigar la intriga.
Quién sabe si para seguir avanzando en la dirección que se pretende.
Siendo así, debo apuntar que soy Alberto Revidiego y la curiosidad me puede. El hábito de saber qué habrá tras la próxima puerta. La programación base, supongo. Difícil de formatear. Ese impulso vehemente que suele dirigirse hacia lo creativo. A ese carácter lo llamo tener nervio. Y ese diagnóstico es crónico, acuciándose su inclinación con el tiempo.
Pertenezco a la cosecha capicúa del 91. La generación del Do it yourself, la multitarea, la que atestiguó un mundo sin ordenadores y otro dentro de Google. La generación del Grado, Máster y desempleo. La que recorrió con ilusión y una mochila el mapa de la Unión Europea, la del concepto lowcost. Aquella que vio cerrar librerías, tiendas de música, teatros y salas de conciertos por falta de apoyo. La misma que reclama la necesidad de la Cultura, la que se muestra activa y se autopromociona por Internet. Esa generación que bucea en mercados de segunda mano y, a su vez, reserva el último estreno. La que se indignó con la política de blanco o negro, se alertó por el cambio climático y constató que los viejos fantasmas de la historia siempre vuelven a hacer su ronda. Sin duda, una generación compleja.
Eso no solo da perspectiva, sino perspectivas. Por ello, escribo historias, compongo música y trato de implicarme en todos los proyectos culturales que puedo. Si surge una propuesta, existe su posibilidad. Me gusta merodear una idea hasta agotar la experiencia. Y trato de acabar todo lo que empiezo, que no es decir poco.
Una buena tarde se me ocurrió que un buen remedio para concentrar algunas de estas vertientes creativas era diseñar un espacio que las conectase. Que, a su vez, pudiese servir como punto de encuentro con otras personas que tengan nervio y busquen participar de estas posibilidades.
De esa confluencia nace esta página.
Gracias por ceder a la curiosidad y leer esto.
A quien desee conocer más, le invito a que me siga la pista.
Lo siento por aquellos que leyeron estas líneas buscando diplomas y fechas. Detesto las biografías que son extensiones del currículo académico. A lo sumo, apuntaría que, por el momento, trabajo como abogado, soy corrector profesional y sigo buscando la manera de vivir de lo que me apasiona.
¿Lo conseguiré?
Quiero creer que sí.
Al fin y al cabo, esto es solo la biografía prematura.
Un abrazo.
Alberto Revidiego