EL NOMBRE DE LA ROSA – UMBERTO ECO

Hay libros que destacan en el paisaje de una biblioteca. Más que lo que cuentan, importa lo que significan. Son aquellos escritos con una riqueza entre líneas. Que destilan lecturas y reflexiones del autor que hay detrás. No me refiero a que se atisbe la mano que escribe, eso sería propio de una mala novela, por lo general. No es eso. Hablo de esencias. El poso que va nevando en el lector mientras avanza en sus páginas. Como la neblina que recorre la ribera de un río y que te transporta a otro tiempo, otro lugar u otra piel.

Umberto Eco
– Foto por Jacques Lange de parismatch.com

Umberto Eco (Alessandria, 1932 – Milán, 2016) fue un amante del lenguaje, la historia y la filosofía. Sabía transmitir esa pasión en sus obras. Formó parte de un grupo literario de vanguardia, el llamado Grupo 63. Dentro y fuera de la universidad, este escritor no era condescendiente con su público. Confiaba en sus lectores, aplicaba una base cultural de la que partir para llegar a entender cosas que de otra manera sería imposible. No obstante, por ello a veces se le ha malentendido, tachándolo de elitista. Pero en él se desarrollaba la misma visión humanista que se filtra en sus novelas.

Mi edición

En 1980 salía al mercado por primera vez El nombre de la rosa. La gran repercusión que obtuvo ondeó más allá de Europa. Crítica y público florecieron en copiosas opiniones sobre la misma. El nombre de la rosa es una obra muy inusual, labrada con estudio y tiempo, con una estructura que responde a un esquema bien pensado y algunas propuestas con las que otros autores se habrían estrellado si no hubiesen tenido su destreza.

 Es una obra que se inscribe en la tradición de la novela medieval. La historia transcurre en una abadía benedictina del norte de Italia, a la que llegan los protagonistas a finales de 1327. Eco pretende que el lector visite aquella época, no solo se la presenta como un mero escenario de contexto. Por lo que, como lectores, podremos respirar aquellos tiempos cambiantes que anunciaban el eminente periodo conocido como el Renacimiento italiano.

A pesar de lo mencionado, la estructura interna de El nombre de la rosa es corresponde a la novela detectivesca clásica. Es decir, alguien que investiga un enigma, que suele ser un asesinato, y que concluirá en una revelación. Los amantes de la novela negra están de suerte. Esa estructura corresponde al clásico inicio-nudo-desenlace, esquema de toda historia según Aristóteles, guiño al filósofo que responde a uno de los pilares de la obra y que se descubre con su lectura.

La trama policiaca es un mero anzuelo, una brazada que se da intermitentemente para avanzar por el curso de la novela. Lo en vital para Eco es sumergirnos en debates filosóficos y reflexiones que abarcan la libertad, la corrupción, el inevitable enfrentamiento entre ciencia y religión, así como muchas otras. El Renacimiento cambiaría la visión del mundo en muchos aspectos, traería aires de modernidad tras la extensa Edad Media que mantenía Europa. El lector vive ese final de época en primera persona.

La novela está plagada de claves, guiños y misterios que debemos interpretar a medida que avanzamos en su historia. El lector se encuentra tan despistado al principio como uno de los protagonistas, Adso, quien por entonces no era más que un novicio al que ordenaron que acompañara a fray Guillermo de Baskerville en su viaje por el norte de Italia. Este individuo, inclinado a la ciencia y el razonamiento deductivo, nos irá ilustrando a medida que avanzamos por la abadía y sus enigmas.

Guillermo de Baskerville y Adso
Escena de la adaptación cinematográfica de Annaud

Este dúo de personajes es un homenaje efectivo a los célebres Sherlock Holmes (Guillermo de Baskerville, como la novela El sabueso de los Baskerville) y John Watson (Adso-Watson, quien a su vez escribirá sus memorias en su vejez, que es el manuscrito que encontramos como novela). De hecho, este juego de leer las memorias de un personaje se justifica aún más por parte de Eco cuando indica en el prólogo que esta novela es una traducción de un libro que era, a su vez, una mera transcripción de un manuscrito del siglo XIV. Ese juego de capas se encuentra por toda la novela.

Ello se refuerza con un estilo realista, que mezcla en la ficción datos y personas reales. También datos muy concretos, de arquitectura, herbología, literatura, etc. Por otra parte, el latín aparece cíclicamente, cuando lo considera preceptivo Adso, añadiendo verosimilitud a esas memorias de un monje que vivía a inicios del Renacimiento. En relación a esta vida de monje, la novela se divide en capítulos correspondientes a los seis días que pasaron en la abadía y, dentro de ellos, apartados asignados a las horas litúrgicas sobre las que giraba el día dentro de sus murallas (maitines, laudes, prima, tercia, sexta, nona, vísperas y completas).

Foto por reporteindigo.com

Es imposible omitir la importancia de la biblioteca para Eco. En esta obra, la biblioteca es el edificio más enigmático y custodiado. Está en el centro de la trama. Refleja la idea, compartida por autores como Borges, de la biblioteca como un laberinto en el que hay que cuidarse de perderse en él. La importancia de esa acumulación de saberes y la protección que merece el conocimiento.

El propio título, El nombre de la rosa, se comprende al final de la novela. Su significado puede relacionarse con la idea de que las cosas dejan de existir y solo quedan las palabras.

Arranca la novela narrando:

Era una hermosa mañana de finales de noviembre. Durante la noche había nevado un poco, pero la fresca capa que cubría el suelo no superaba los tres dedos de espesor. A oscuras, enseguida después de laudes, habíamos oído misa en una aldea del valle. Luego, al despuntar el sol, nos habíamos puesto en camino hacia las montañas.

Mientras trepábamos por la abrupta vereda que serpenteaba alrededor del monte, vi la abadía. No me impresionó la muralla que la rodeaba, similar a otras que había visto en todo el mundo cristiano, sino la mole de lo que después supe que era el Edificio.” 

Disfruten del viaje, futuros lectores.

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